¿Por qué me pasa esto? ¿Cómo puedo solucionarlo?
Todo
problema es una puerta hacia la solución de todos los conflictos…
No
usemos la palabra problema, porque el peso que conlleva nos inhibe de encontrar
su significado… Un problema es un síntoma, y un síntoma es una indicación de
que es hora de cambiar algo en nuestra vida. ¿Lo hacemos juntos?
- Todo síntoma (recuerda
que ya no le llamaremos problema o enfermedad) comienza con una experiencia.
Esta experiencia puede ser la que tú recuerdas o una muy lejana que nunca se
resolvió y tiene el mismo matiz emocional y de escenario que la actual (cuando
sucede esto se le llama “engrama”).
- En el momento de la
experiencia tu cuerpo y tu mente reaccionan de una forma determinada: la única
que tienes a tu disposición según tus aprendizajes
previos, tus capacidades, tus creencias y valores, quien tú crees que eres según la identidad de ti que has forjado a lo
largo de tu vida.
Ahora
deténte un momento en el párrafo anterior: tus aprendizajes, capacidades,
creencias, valores e identidad no son fijas, porque tú eres un ser infinito que
puede crecer, cambiar y utilizar todo su potencial, pero en ese preciso momento
sólo pudiste utilizar una opción de acción y pensamiento. La experiencia es
entonces un disparador para romper esos límites que guardamos tan celosamente,
es una oportunidad para deshacerte de las cadenas que te aprisionan y expandir
tu consciencia. Por eso habrás escuchado que muchas personas que han pasado por
dificultades o enfermedades extremas dicen “lo agradezco, me cambió la vida”.
Parafraseando a Jung podemos decir que aquellos aprendizajes y creencias de
nuestra infancia emocional no nos sirven en nuestra madurez, por eso no ha
conflicto en cambiar, en decir no, en ser coherente, en poder ser y expresar lo
que queremos y permitirnos luego otra cosa. Por supuesto que el entorno vive
con miedo esta evolución nuestra,pero esto no impide que tú empieces a ser
feliz.
Ya
sea que estés viviendo el síntoma o no, la clave es aprovechar cada experiencia
para abrirnos, verla desde otro punto de vista, preguntarnos ¿qué viene a
mostrarme esto de mí? Y dejar de proyectar nuestros conflictos en los demás.
Como
dice Louis Hay: no esperes estar bajo la amenaza de un bisturí para cambiar.
Empieza a ver cada cosa que sucede como una señal infinita de amor de tu ser
que te invita a salir de tu capullo, extender las alas y volar.
¡Que
tengas un bello día propicio para crecer con felicidad!
María
Acompañante
en Bioneuroemoción
Biodescodificación y
Bioneuroemoción en
Mendoza: curando nuestros síntomas
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