martes, 27 de octubre de 2015

¿CÓMO INFLUYE EN MÍ O EN MIS HIJOS EL LUGAR QUE OCUPO DENTRO DEL CLAN?

¿CÓMO INFLUYE EN MÍ O EN MIS HIJOS EL LUGAR QUE OCUPO DENTRO DEL CLAN?
Nada de lo que ocurre en nuestra vida es casual, y comprender estas variables es importante para liberarnos de ellas, no para culpar a nadie. Como dice Un curso de milagros, nadie tiene la culpa de nada. Todas son experiencias necesarias que hemos elegido en el momento de nacer para vivir determinada experiencia. Por eso nace el “héroe o liberador” del árbol: el que viene a tomar consciencia de todos los dolores del clan y se libera de ellos. Probablemente si estás leyendo esto, tú lo seas. El primer paso es averiguar, el segundo comprender las circunstancias y tomar consciencia para no repetir. Finalmente liberarse de los patrones establecidos para liberar también a las generaciones venideras.
Analizaremos el lugar que ocupamos respecto a nuestros hermanos, nacidos o no nacidos, o el no tener hermanos y algunas otras variables del clan familiar.
Cuando buscamos nuestro lugar u orden de nacimiento tendremos en cuenta que si somos los mayores pero antes hubo una muerte o un aborto, somos los SEGUNDOS y no PRIMOGÉNITOS.
POR ORDEN DE NACIMIENTO:
EL PRIMOGÉNITO intenta conquistar el mundo.
EL SEGUNDO intenta vivir en armonía con el mundo.
EL TERCERO se inclina a eludir el contacto con el mundo.
El cuarto, quinto y sexto hijos repiten las tendencias del primero, segundo y tercer hijo. Lo mismo para los siguientes.
Como el 1º: el 4º, el 7º, el 10º…
Como el 2º: el 5º, el 8º, el 11º…
Como el 3º: 6º, el 9º, el 12º…
En los primogénitos destacan líderes políticos, dictadores, grandes empresarios, suelen ser más conservadores y dominantes. A ellos se les exige más que a sus hermanos, fomentando así la responsabilidad y también la fuerza de voluntad. Ellos son quien cargan con ser guías de sus hermanos, lo cual marcará como guía de comportamiento. Su afán de destacar puede traerle algunos problemas de ansiedad. Asertivos, dominantes, y ambiciosos los hermanos mayores crecen sabiendo que son más fuertes y grandes que el resto de sus hermanos. Ellos se instalan cómodamente en el ambiente familiar ya que no tienen competencia.
Los segundos desarrollan una especial capacidad para el dialogo, son buenos mediadores en los conflictos, son más celosos e independientes. Buenos negociadores y actúan como puentes entre sus otros hermanos. Que de algún momento les pueda costar tomar decisiones. Ya que suelen ser más inseguros. Ellos buscan encontrar su lugar, y a lo largo de su vida puede buscar muchas maneras de llamar la atención,
Los terceros son los responsables de casi todas las revoluciones y cambios sociales. Ellos son más cuestionadores, su personalidad es más revolucionaria, no intentan o no se esfuerzan mayormente en congraciarse con sus padres de la misma forma que sus hermanos. Ellos son más sociables, lo cual los lleva a vivir más y nuevas experiencias.
El cuarto repetirá la impronta del primero, el quinto la del segundo y así sucesivamente.
Los hijos menores en general se revelan más a todas las normas ya que todo el mundo se cree con derecho a darle órdenes, sus padres, sus hermanos, sus abuelos etc. Ellos luchan contra el autoritarismo.
EL HIJO ÚNICO
Cuando no hay hermanos, la estimulación y la seguridad pueden estar aseguradas, pero a cambio, en el hijo único se concentran todos los proyectos que los padres tenían para los hijos que pudieran venir, lo que suele traducirse en una sobre-exigencia, amplios contratos de lealtad y una fuerte prohibición de fracaso. Puede que en la vida les cueste entender el concepto de jerarquía y les cueste compartir.
Habrá que ver cuál fue la motivación de los padres para tener este hijo, para qué deciden tener uno solo y si hubo anteriormente abortos o muertes de niños. Estos aumentarían el peso del hijo único que tendrá que ser la síntesis de todos los proyectados en él.
NÚMERO DE HERMANDAD RESPECTO A LOS PADRES:
En sucesivos estudios se ha comprobado que la madre y el padre se sienten inconscientemente más obligados a proteger y cuidar al hijo que tiene el mismo lugar de hermandad que ellos. Por ejemplo, si nuestra madre fue primogénita, beneficiará o tratará de ayudar inconscientemente más a su primogénito. También repetirán o vivirán los mismos conflictos del padre en cuestión.
ABORTOS O FALLECIMIENTOS EN EL CLAN
El que vive después de una muerte o de un aborto (no se hace distinción entre provocado o natural)  puede cargar con el que muere, en especial si es del mismo sexo. Les costará ser ellos mismos, y más aún si el secreto de este fallecimiento no se habla y es excluido y olvidado. Esto se agrava si lleva el mismo nombre o es concebido inmediatamente después de la pérdida del anterior (hijo de sustitución). No se sentirá con derecho a vivir, ya que en cierto modo, es un “usurpador” que tomó un lugar y un nombre que no le correspondían. Se instala un programa inconsciente de tener que reemplazar al muerto, con el agravante de que el que muere es idealizado, de tal manera que el hijo de reemplazo vivirá con un sentimiento de frustración constante, se sobre exigirá en todas las áreas, puede ser hiperactivo o depresivo por sentir que no cumple las expectativas que los padres han depositado sobre él.
También influyen los fallecimientos de familiares en el momento del nacimiento o en el período en que se establece el Proyecto Sentido (nueve meses antes de la concepción del hijo), y más aún si se le pone el nombre del fallecido.
EL SEXO
Cuando en el proyecto sentido de sus padres está el deseo de tener un niño de determinado sexo y este proyecto no se cumple, el niño no se sentirá cómodo con su sexualidad, puede tomar roles o profesiones que sienten que le corresponden al otro sexo para ser aceptados por sus padres.
Más allá de esto, inconscientemente el clan espera que el primogénito sea varón (que lleve el apellido y profesión de su padre o de su abuelo) y que la segunda sea mujer (que acompañe y ayude a su madre).
EL NOMBRE
El nombre que se le pone a un hijo está en consonancia directa con el Proyecto Sentido de los padres. En el nombre subyace el deseo inconsciente (y a veces consciente) del que lo puso, y qué espera de ese hijo respecto a su relación con el clan. Por eso puede marcar la vida y las vivencias de ese hijo. Hay que analizar el tipo de nombre (si es por un santo, si es el del abuelo fallecido, si es el de una novia anterior del padre, si es el nuestro…). Los nombres repetidos del árbol en una misma hermandad, favorecen que entre los hermanos se revivan conflictos vinculados a dichos nombres.
María
Acompañante en Bioneuroemoción
Biodescodificación y Bioneuroemoción en Mendoza: curando nuestros síntomas

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