martes, 27 de octubre de 2015

CUÁNDO Y POR QUÉ PADECEMOS MALTRATO

CUÁNDO Y POR QUÉ PADECEMOS MALTRATO
El maltrato tiene una característica particular: la última persona que se entera que lo sufre es, generalmente, la que lo sufre. Es un tema que nos duele y del que no queremos hacernos cargo, ya sea que lo vivamos en carne propia o que veamos que otro lo sufre, porque generaciones maltratadas o de maltratadores nos han dicho que es algo “que cada uno debe arreglar en su propio hogar”,  es parte de “los trapos sucios que se lavan en casa” y de aquello que “no se habla”. Sumidos en la vergüenza y en la soledad, los miembros de un clan que sufren maltrato, lo van pasando como designio de generación en generación, y esto cesa únicamente cuando alguien decide sacar a la luz lo que está pasando. Entonces, el maltrato como un monstruo de oscuridad, muere, porque sólo puede vivir en la ignorancia y en la oscuridad de las cuatro paredes en donde se infringe.
Como piezas de un rompecabezas, para que haya maltrato deben haber dos partes complementarias: la que maltrata lo de afuera (el otro) y el que maltrata hacia dentro (a sí mismo), y los que nacen en este círculo vicioso eligen ser uno o el otro. No hay otra solución que saber en cuál de los dos extremos estamos y decidir salir de él. Aquí no hay juicio, no hay buenos o malos, hay que romper el silencio, tomar la responsabilidad de ser conscientes de lo que nos pasa y liberarnos para liberar a nuestros descendientes del dolor y de la esclavitud psicológica. No hay hombres o mujeres maltratados cuando hay hijos: la familia entera sufre maltrato.
Vamos a ver entonces, las características de ambas partes y el ambiente que se forja para que se manifieste. Si hemos vivido en nuestra infancia en un hogar de maltrato, probablemente usemos algunas de estas formas de expresarnos porque es la única manera aprendida. Toda conducta de maltrato se alterna con episodios de amor o arrepentimiento, lo que hace más difícil al maltratado ser consciente de lo que vive.
EL AMBIENTE DEL MALTRATO
Las características de un hogar o un ámbito de maltrato son:
Ambiente de rechazo:
Se niega la presencia o el valor de una persona haciéndola sentir inferior que el resto y devaluando sus pensamientos o sentimientos.
Degradación permanente:
A través de ridiculizar, poner apodos, imitar, utilizar palabras obscenas, humillar públicamente, infantilizar o tener cualquier comportamiento ofensivo contra la persona a fin de disminuir su valor y su sentido de identidad.
Reclusión:
Se recluye o aparta a la persona limitándole el contacto con amigos, mostrándole sus errores y defectos, familiares o profesionales que puedan ayudarlo a salir adelante.
Indiferencia emocional:
No se proveen cuidados o se desvaloriza permanentemente lo que la persona siente o manifiesta, no se le demuestra amor o empatía.
Poder:
El poder económico y emocional está en manos de una sola persona, que se valdrá de insultos, ofensas, amenazas, críticas, descalificación e indiferencia.
EL MALTRATADOR Y EL MALTRATADO:
Son dos caras de una misma moneda. Se encuentran y se complementan hasta que alguno de ellos logra tomar consciencia. Sin embargo, los dos sufren en el fondo de falta de autoestima, miedo y problemas de aceptación (que han traído en su herencia generacional).
Para “el afuera” el maltratador suele verse como una persona encantadora, seductoras en apariencia y comportamiento, y así se mostraron en un principio. Cuando son padres, suelen alternar la violencia con extremas demostraciones de amor o generosidad, lo que hace que sus hijos crezcan con la creencia de que deben soportar violencia o degradación para tener amor en la vida, y que esto es normal. El maltratado puede entender los sentimientos y emociones de los demás, siendo comprensivos y empáticos, pero no pueden hacer contacto con los propios.
Otras características del maltratador son:
Ver todo en términos de blanco o negro, no aceptar las ideas que difieren de las suyas, culpar al otro por cualquier cosa, no asumir responsabilidad sobre lo que dice, no aceptar estar equivocado o que otro puede ver las cosas de otra manera, percibirse a sí mismo como mártir o víctima y esperar un trato preferencial en todo momento.
PALABRAS FINALES:
El maltrato nos compromete, tanto si lo hemos vivido como si sabemos que otros lo viven, porque se genera en nuestra indiferencia, nuestra falta de autoestima y de amor a quienes nos rodean. Sea donde sea que te haya tocado vivir y expresarte, no olvides amarte y amar, dejar libres y respetar, ayudarte y ayudar.
¡Que tengas un bello día lleno de consciencia!
María
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